La ley del gallinero puede darse en una granja, pero no es válida en el Reino. Cuando sintamos que somos la gallina ‘omega’, debemos recordar que no estamos solos. Al igual que David ante el tormento de Saúl, debemos permitir que sea Dios el fundamento sobre el cual nos ponemos de pie. Actuemos conforme a Su Palabra, sin rencores ni venganzas, sino con gracia y perdón. Si Dios puede confiar en que haremos lo correcto cuando nuestro Saúl está en el trono, también puede confiar en que lo haremos cuando seamos nosotros quienes ocupemos ese lugar.
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El juego de las puertas
En ocasiones, nuestro anhelo de conocer la voluntad de Dios suele mezclarse con nuestros deseos personales, y tratamos de manipularlo a Él para que nos diga qué hacer o qué puerta atravesar. Queremos Su garantía para sacarnos de encima la responsabilidad de la decisión. Sin embargo, tomar decisiones es una herramienta indispensable para desarrollar nuestro carácter. Una puerta abierta no significa una vida fácil, una puerta cerrada no necesariamente marca un punto final. Es tiempo de agradecer por todas las puertas que tenemos frente a nosotros: las que se abren, las que se cierran, y las que nunca se abrirán.
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55:55
La casta, la chusma y los otros
La religión es seductora porque es un sistema que nos permite sentirnos parte de una “casta especial” y medir cuán buenos somos con respecto a “la chusma”, a los demás. Pero Jesús, no hace distinción entre nosotros. Él nunca sucumbió al prejuicio, del “grupo de pertenencia”; de hecho, resumió todo cuando dijo: “Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen, para que ellos sean hijos del Padre que está en el cielo. Él hace que salga el sol sobre malos y buenos, y que llueva sobre justos e injustos”. Si queremos ganar al mundo, necesitamos limpiar el mensaje de salvación, liberándolo de nuestros sesgos doctrinales. ¡Seamos libres de la religión artificial con esteroides!
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Jesús desayuna en Starbucks
A veces podemos llegar a estar tan ocupados haciendo “ministerio” que no tenemos tiempo para amar y servir a la gente real. Nos resulta más fácil ofrecer palabras que acciones. Pero el cristianismo no es un sermón de domingo. Estamos llamados a imitar la vida de Jesús, no a repetir versículos de la Biblia usando un lenguaje religioso. El llamado es para todos. Tratemos a la gente como nos gustaría que nos trataran. Amemos a quien tenemos delante. Recordemos que: ¡nosotros somos el Evangelio!
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1:10:00
Santa anaconda
Así como el pueblo de Israel adoró en algún tiempo a una serpiente de bronce, nosotros podemos llegar a tener costumbres y tradiciones que se transforman en “verdades bíblicas” o “bases para nuestra fé”. El pasar al altar, los programas de seguimiento, la Biblia misma e incluso la oración pueden convertirse en “santas anacondas”, si permitimos que tomen un lugar por encima del Creador. Hoy tenemos que tomar la responsabilidad de nuestro crecimiento espiritual, y de hacer pedazos a unas cuantas de las serpientes de bronce que impiden nuestra madurez en Cristo. ¡Un mensaje retador!